Hablemos sobre la mutilación genital femenina, sus consecuencias y los derechos humanos
El hecho de nacer niña o niño determina las oportunidades de una persona para tener acceso a salud, educación y protección. Partir de esta evidencia es clave para abordar la defensa de los derechos de la infancia y de las mujeres.
Las mujeres y las niñas siguen sufriendo en todo el mundo desventajas en muchas esferas, como la salud, la educación, la participación política y las oportunidades económicas, enfrentándose día a día a graves amenazas para su bienestar y el cumplimiento de sus derechos. El matrimonio precoz y forzado, la mutilación genital femenina (MFG), el embarazo adolescente, la violencia sexual y otros tipos de violencia de género están afectando de manera irreversible a la vida de millones de niñas. Unas vulneraciones de derechos que se recrudecen en contextos de emergencia.
Los derechos y el bienestar de niñas y niños dependen también de los derechos y el bienestar de la mujer. Por ello, la inversión en la infancia desde una perspectiva de género contribuye a lograr resultados muy positivos para su desarrollo.
M Carmen Martínez Altarriba, autora del artículo, médico de familia y secretaria del Comité Coordinador SEMERGEN Solidaria
«Uno de los sueños de mi vida sería ver el mundo paz. Esto significaría que no se violan los derechos humanos de nadie y, por ende, que nadie sufre, que no habría niños, ni niñas, cuyos oídos solo escucharan el ruido de las bombas… Sin embargo, los derechos humanos se están violando gravemente todos los días en todos los puntos del mundo, principalmente y de forma más intensa en las poblaciones más vulnerables, y todos somos responsables de ello.
La Mutilación Genital Femenina es una práctica frecuente en algunos países, que obedece a aspectos de su tradición o cultura; pero estas razones jamás deben justificar el grave daño que se provoca a las niñas. Se trata de una violación de muchos de sus derechos humanos: se viola el derecho a la vida y a la libertad, existe discriminación de sexo, se violan los derechos fundamentales de los niños/as y el derecho a la salud, por las tremendas consecuencias que esta práctica conlleva a corto, medio y largo plazo.
Por todos estos motivos, es necesaria la lucha contra su práctica, mediante la sensibilización, educación y formación a profesionales, ciudadanos y gobiernos, siempre dentro del máximo respeto a la cultura y las tradiciones de cada país y persona. Todo el mundo y todas las tradiciones merecen respeto, pero es necesario explicar el porqué de la lucha: no la realizamos porque sí, la realizamos por el bien de esas niñas, por su vida, su libertad y su salud.»