«Para un país de 14 millones de habitantes, no tenemos más que 700 médicos sobre el terreno»

Fundación Recover, en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y Fundación Adelias, ha patrocinado un proyecto de formación destinado al Hospital Le Bon Samaritain de N’Djamena (Chad).

Gracias a ello, el técnico de laboratorio Nazaire Yokouman ha recibido durante dos meses y medio un curso de Histopatología en el laboratorio de la UAM, bajo la tutela del profesor Javier Regadera y la jefa del laboratorio universitario, Carmen Sánchez Palomo.

Nazaire Yokouman, técnico de laboratorio del Hospital Le Bon Samaritain de N’Djamena

“La ausencia de centros de salud en Chad causa una gran mortalidad infantil y materna”

De regreso a Chad, Nazaire Yokouman será el responsable de poner en marcha el nuevo departamento de Histopatología del laboratorio del Hospital La Bon Samaritain, culminando así esta iniciativa, que le ha tenido en Madrid.


 
Buenas tardes Nazaire, ¿cómo surge la oportunidad de venir a España?

Me la ofrecieron gracias a la colaboración entre el profesor Enrique Gil Garay, que ha estado muchas veces en el Hospital Le Bon Samaritain, el profesor Javier Regadera y el responsable de mi hospital. Gracias a ellos tuve esta oportunidad.

¿Qué tal ha sido la experiencia en la universidad española, cómo han ido las cosas?

La experiencia está siendo muy buena, con una relación muy amistosa entre nosotros, los estudiantes, y los formadores. Todo marcha bien.

¿En qué consiste exactamente este curso en la UAM?

A nivel de formación, he venido para especializarme en histología y estoy aprendiendo mucho sobre los diferentes procedimientos de manipulación y coloración, hasta la lectura a nivel de microsoft. Eso es un poco lo que hago en la universidad.

Es natural del Chad, ¿qué lenguas habla y cómo se comunica aquí en Madrid?

Hablo francés, árabe y la lengua materna de Chad, además de algunas palabras en español, pero no demasiadas.

¿Y cómo ha resuelto el problema con sus profesores?

Bueno, en la formación tengo al profesor Regadera, que habla suficiente francés y me ayuda en el trabajo. Además, está Carmen Sánchez, la técnica de laboratorio de Anatomopatología, que también me ayuda mucho. No, no tengo problemas con el idioma.

¿Son útiles estos programas de formación especializada para los profesionales africanos?

Sí, es una buena oportunidad porque gracias a esta formación adquirimos unos conocimientos que seguro que nos ayudarán en nuestro trabajo y nos permitirán aumentar la calidad del servicio en nuestro lugar de trabajo.

¿Qué opina de la situación sanitaria en el Chad, qué necesidades hay?

Desde el punto de vista positivo, lo que va bien en nuestros hospitales es el compromiso del Gobierno para ofrecer ciertos servicios gratuitamente a la población. Por ejemplo, las primeras atenciones en urgencias a los que caen enfermos, la realización de campañas de vacunación contra la poliomielitis o el paludismo para niños de cero a cinco años, la atención a personas con tuberculosis…

Pero desde el punto de vista negativo, lo que es un problema en Chad, es el número de profesionales sanitarios, pues faltan muchos. Para un país de 14 millones de habitantes, no tenemos más que 700 médicos sobre el terreno, lo que significa una ratio muy bajo, de 1 médico por cada 20.000 personas. Es verdaderamente un problema a resolver. A esto hay que añadir la ausencia de centros de salud, de hospitales, en algunas regiones, lo que causa una gran mortalidad infantil y maternal.

Ha ido a ver algunos hospitales en España, ¿qué diferencias destaca entre los hospitales españoles y los chadianos?

Sobre todo he estado en el Hospital Universitario de La Paz, que está al lado de la Universidad. Es un gran hospital, con muchas diferencias, sobre todo a nivel técnico, que es más elevado que en el Hospital Le Bon Samaritain, y también en cuanto a la especialización del personal. Aquí hay especialistas en cada ámbito, mientras que en mi país esto no sucede.

¿Qué se llevaría de los hospitales españoles a Chad?

Me gustaría llevarme el sentido de la organización. Están muy bien organizados y estructurados, sobre todo el trabajo en equipo, algo que me gustaría transmitir a mi país.

¿Y qué se traería a España de Chad?

Lo que no he visto aquí, aunque quizás es algo sin importancia, es sobre todo la falta de complicidad entre el personal sanitario. Aquí veo que la gente se clasifica en función de su categoría, los médicos están con los médicos, los enfermeros con los enfermeros… No hay complicidad entre ellos, mientras que eso sí sucede en el Chad. Sería bueno que esto cambiara aquí.

¿Qué cambiará en su hospital después de su estancia en España, qué va a mejorar?

El objetivo principal es el de implantar la Unidad de Anatomopatología en el laboratorio, lo que ayudará mucho a nuestros pacientes y a nuestros médicos en el diagnóstico. Lo primero será eso, hacer efectiva la implantación de esta nueva unidad.

¿Ha sido su primera visita a España? ¿Qué le ha parecido el país?

Sí, es la primera vez. España es un buen país. Hay muchísima gente de muchas nacionalidades, sobre todo en Madrid, y la gente es amable y simpática, lo mismo que los que trabajan conmigo, como Carmen Sánchez o la doctora Teresa, que también coopera con el hospital Le Bon Samaritain. Eso será lo que contaré a mis amigos. Lo primero, que España es un país formidable, que si tienen la oportunidad de venir, que lo hagan, porque hay muchas cosas que descubrir y que aprender de la gente de España.
 


 
Javier Regadera, profesor de Histología de la Universidad Autónoma de Madrid

“En Chad hay 700 médicos para 14 millones de habitantes; sólo el Hospital de La Paz tiene 1.100 médicos”

Tras una visita al Hospital Le Bon Samaritain de N’Djamena, el profesor Javier Regadera constató la necesidad que tenía el centro sanitario de la capital de Chad de contar con un departamento especializado en anatomopatología dentro de su laboratorio.


 

¿Cómo se materializó la idea de traer a Nazaire Yokouman a Madrid?

Para mí fue una especie de sorpresa decidir ir a Chad, porque no estaba en mis planes, pero en el Hospital de La Paz trabaja un profesor al cual respeto mucho, Enrique Gil Garay, jefe de Traumatología, que ha estado en el Hospital Le Bon Samaritain en seis o siete ocasiones haciendo cirugía. Él fue quien me transmitió la existencia de este hospital y lo importante que era para él esta experiencia. Después surgió otro médico, el doctor Gómez Virseda, que por lo visto había sido alumno mío aunque no me acordaba, y al que todos conocen como ‘Charly’. Es jesuita y después de varios años trabajando en El Chad, está muy implicado con el Hospital Le Bon Samaritain. Él me recordó que había sido alumno mío y me preguntó si podíamos colaborar, porque existía un problema en el laboratorio, que por otra parte está bastante bien formado, pero que carecía de la especialización en anatomía patológica.

Fue gracias a la relación de amistad con el doctor Enrique Gil Garay y a continuación con el jesuita ‘Charly’, el doctor Gómez Virseda, como surgió toda esta idea de montar esta unidad en el laboratorio, aprovechando que soy patólogo, además de catedrático de Histología. Visité el hospital durante seis días y allí me percaté de que el hospital está bien para los estándares de África. Hacen todo lo que pueden gracias a una excelente organización de los Padres Jesuitas y disponen de un laboratorio de Microbiología, Hematología y Bioquímica, pero carecen de la Anatomía patológica. El hospital tiene dos quirófanos, pero todo lo que se extrae de tejidos humanos quirúrgicos no era estudiado, así que creímos que era importante, como un inicio, formar a un técnico que haga las preparaciones. Me presentaron a Nazaire Yokouman, al que el hospital ha apoyado mucho por su calidad profesional, y esa es la razón de que viniera a Madrid.

¿Qué formación ha recibido Nazaire Yokouman?

Él es una persona bien formada como técnico general de laboratorio. Estudió durante cinco años en Benín y lo que intentamos ahora, durante estos tres meses de estancia en el Laboratorio de Histología de la Universidad Autónoma de Madrid, es que se forme en las técnicas de histopatología, en las técnicas que usan los tejidos humanos para el diagnóstico, de manera que se pueda conocer si ese tejido es tumoral, si es un tumor benigno, maligno, inflamatorio, infeccioso… Para todo ello hemos contado con la gran calidad técnica y humana de nuestra jefa de laboratorio, Carmen Sánchez Palomo, que está muy feliz porque el aprendizaje de Nazaire ha sido muy importante. Nazaire se ha incorporado como uno más en nuestro laboratorio.

¿Cómo contribuye a mejorar la sanidad en África esta iniciativa de formar a sus profesionales en España?

El desarrollo médico de Chad es extraordinariamente corto, muy escaso. Nazaire ya ha comentado que sólo hay 700 médicos para 14 millones de habitantes. Por hacer una comparación, sólo el Hospital de La Paz tiene 1.100 médicos. En esta fase es fundamental que profesionales chadianos puedan formarse en los hospitales españoles o franceses en áreas muy específicas, que luego pueden trasladar a su país. Eso es una parte de la formación a corto plazo. Posteriormente, a medio y largo plazo, queremos potenciar la Facultad de Medicina que ya existe en el Hospital Le Bon Samaritain. Allí son capaces de formar médicos chadianos, aunque en un nivel todavía en desarrollo. Y también disponen de una Facultad de Enfermería.

Lo que queremos en un futuro, y así lo hemos hablado durante la estancia en Madrid del padre Koulyio, director del Hospital Le Bon Samaritain, es que estos profesionales chadianos, formados en España, regresen a su país y sean profesores de la Facultades de Medicina y Enfermería de Le Bon Samaritain, que ahora tienen, respectivamente, unos 30 y 50 estudiantes, pero que quieren incrementar esa cifras, porque lo importante, a unos diez años vista, es que haya profesionales chadianos y no sea necesario este continuo reciclaje, como es el caso de Nazaire Yokouman.

¿Volverá a Chad después de esta experiencia?

Honestamente, no lo sé, pero es posible, porque el proyecto es importante y necesario. Importante porque está bien organizado y necesario por el déficit de personal sanitario en el país y sus deficiencias sanitarias. La labor que están haciendo en el Hospital Le Bon Samaritain es de gran nivel y va a mejorar gracias a fundaciones como Recover, que están apoyando muy bien este proyecto y otros futuros.