12 de mayo | Día Internacional de la Enfermera

Desafíos, diferencias y compromisos en África

Qué te vas a encontrar en este artículo:

1. El complejo contexto sanitario en África subsahariana
2. Principales desafíos en el panorama mundial actual
3. Las diferencias de la enfermería entre Europa y África
4. El rol de la enfermería en Camerún

La salud es un derecho humano indispensable recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería haber, por lo menos, 23 trabajadores sanitarios por cada 10.000 personas para cubrir las necesidades de atención primaria; una cifra muy lejos de cumplirse en la mayoría de países de África subsahariana, ya que tan solo el 3% de personal sanitario mundial se encuentra en esta zona del mundo, que, sin embargo, afronta el 24% de la carga mundial de enfermedad.

Es por esto que, desde 1976, el día 12 de mayo de cada año se celebra el Día Internacional de la Enfermera, con el objetivo de dar visibilidad al trabajo que realizan, así como en agradecimiento por su compromiso con la salud. Se celebra este día en conmemoración del nacimiento de Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna. Durante la Guerra de Crimea (1853-1856), Nightingale marchó al frente con un grupo de enfermeras formadas por ella a cuidar a los soldados heridos, pues el 80% de ellos moría por causas evitables. Esta situación es similar a la que se vive en África Subsahariana, pues al igual que en la guerra de Crimea, los suministros médicos escasean, la higiene hospitalaria es insuficiente, no se cuenta con el equipamiento apropiado y miles de muertes se producen por causas prevenibles.

El complejo contexto sanitario en África Subsahariana

En África Subsahariana, la falta de recursos económicos, el difícil acceso en transporte a los centros de salud o la falta de personal formado son algunos de los motivos por los que la mayoría de personas no tienen acceso a una sanidad de calidad. Y es que, en estos países, la gratuidad de los cuidados no existe: no cuentan con seguridad social y el paciente paga directamente la atención sanitaria que recibe, incluyendo las medicinas. Estos gastos no son reembolsables, ya que tampoco cuentan con un sistema de seguro médico. Es por esto que más de 3.000 millones de personas no pueden acceder a la sanidad y una gran parte muere por motivos impensables en occidente.

Por poner un ejemplo, cada día mueren 800 mujeres por complicaciones relacionadas con el embarazo en todo el mundo. De ellas, 550 se encuentran en África subsahariana. Pero la cifra más alarmante es que el 80% de esas muertes podrían ser prevenibles con una atención especializada antes, durante y después del parto. Es por ello que trabajamos para mejorar la capacitación del cuerpo de enfermería en los países africanos en los que trabajamos, para conseguir una atención sanitaria de calidad y accesible.

Principales desafíos en el panorama mundial actual

A la situación sanitaria del continente africano, ya de por si complicada, se suma el hecho de que la cooperación internacional se ve dificultada al intentar trasladar una visión europea que contrasta con la africana, o por el surgimiento de nuevos desafíos mundiales, como por ejemplo la pandemia de covid-19 o el conflicto en Ucrania, que tienen entre sus consecuencias el olvido de otras enfermedades, aumentando así las tasas de mortalidad, la pobreza o la malnutrición.

Además, aunque muchos países africanos como Camerún tienen programas preventivos y de lucha contra diferentes enfermedades, las grandes dificultades en cuanto a recursos básicos que se dan por sentado en occidente, tales como la accesibilidad a agua potable, electricidad o productos de sanidad elementales, provocan que los avances sean mucho más lentos de lo deseable. A esta situación hay que sumar la fuga de cerebros de profesionales: al formarse en otros países, a veces europeos, algunos ven que sus condiciones podrían ser mejores y deciden no volver a su país.

Sin embargo, también las principales fortalezas de los sistemas sanitarios africanos se encuentran ahí: en el fuerte compromiso del personal sanitario que trabaja allí, y en la capacitación de todo el ámbito de la enfermería.

Las diferencias de la enfermería entre Europa y África

Marie Emilie y Agathe, dos enfermeras francesas que están realizando un voluntariado en un centro rural de Camerún con el que colabora Fundación Recover, explican las destacables diferencias que existen en cuanto a cuidados al enfermo entre Europa y países como Camerún. En sus palabras, ante todo, destaca la diferencia en los medios disponibles, ya que son mucho más escasos que en Europa. Por ejemplo, en el centro donde realizan su voluntariado, solo tienen un aparato de ecografía y ninguno de radiografía. Además, tampoco tienen anestesia general, solo local, de manera que hay muchas patologías que no pueden tratar. También destaca la diferencia entre el tipo de enfermedades, como es el caso de la malaria, que en el país está muy extendida y provoca miles de muertes anuales, algo que ya no ocurre en Europa.

Pero lo que más les sorprende es, precisamente, que la enfermería asume más responsabilidades de las que debería, como realizar consultas médicas cuando el médico no está, o atender partos sin que esté el ginecólogo presente, al no contar con el apoyo de un equipo multidisciplinar. Los enfermeros tienen mucha más autonomía que en Europa, ya que por la falta de personal toda ayuda debe ser aprovechada.

El rol de la enfermería en Camerún

El apoyo a la formación de los profesionales locales de enfermería es fundamental para un desarrollo sostenible, más aún en el contexto sanitario africano, donde la falta de médicos/as provoca que muchos profesionales de enfermería realicen tareas especializadas que en occidente no se corresponderían con su papel.

Clarisse Djob, enfermera diplomada del Estado en un hospital de Camerún, cuenta que para ejercer la profesión de enfermería en el país hay que ser titular de un diploma de enfermero/a del Estado, que se prepara en muchas escuelas de enfermería públicas y privadas en una formación de tres años. La admisión a estas escuelas se hace tras la obtención del BAC (EBAU), a través de un examen de acceso con pruebas de cultura general, test psicológicos y una entrevista.


En Fundación Recover creemos que, para llevar a cabo intervenciones de cooperación efectivas, que permitan afrontar los retos futuros, es fundamental partir de la participación local, huir de la gratuidad y el asistencialismo y respetar la cultura local trabajando en un plano de igualdad.