“En terreno hay que tener los ojos y los oídos muy abiertos, escuchar y aprender para poder trabajar juntos”

Cristina Padilla, voluntariado en Obout, junio de 2019

Cristina Padilla es enfermera especializada en enfermedades infecciosas en un hospital de Barcelona. Desde hace un año trabaja en consultas externas de VIH y en junio de 2019 puso a rumbo a Camerún con el objetivo de contribuir al desarrollo del centro sanitario Cristo Rey de Obout.


“La consulta de VIH en Obout había abierto hace unos pocos meses, así que mi voluntariado consistió, principalmente, en acompañar a la persona encargada de administrar el tratamiento antirretroviral a las personas infectadas con VIH en el centro durante 10 días, aprovechando también para ver las bases de datos y las historias clínicas, buscando posibles mejoras.

Una vez allí, en el día a día, tocaba hacer frente a las barreras habituales en este contexto. La falta de recursos, los cortes de luz que te impiden hacer analíticas, o incluso el propio acceso al centro que para muchos pacientes es difícil suponen un contratiempo. Además, aunque el tratamiento antirretroviral es gratuito por parte del Gobierno, hay que pagar las analíticas, el seguimiento, las cargas virales… Y allí te encuentras con déficits económicos muy difíciles de entender para nosotros, pero nuestra misión es adaptarnos a ese contexto, con ideas y sin prejuicios.

La primera semana fue de adaptación, de ver qué hacen y cómo lo hacen. La segunda, con alguna que otra prisa, consistió en ver cómo mejorar la adherencia del paciente, un problema muy habitual cuando se trata de personas con VIH. Por este motivo, propuse hacer un tríptico para saber qué decirle a un nuevo paciente, cómo decírselo y cómo lograr que sienta la confianza necesaria con en el personal sanitario. Es muy importante tratar de eliminar los estigmas del contagio, hay mucha falta de información y es fundamental explicarles que deben hacer un buen tratamiento, pues si siguen la medicación, pueden hacer una vida prácticamente normal.

Sin duda, uno de los aspectos que más impactan cuando se habla de VIH en países como Camerún son las elevadas cifras relativas a la transmisión vertical, de madre a hijo. Las mujeres paren en casa, sin los medios necesarios, sin ningún control, y muchas no saben si tienen VIH o no, así que también fue esencial trabajar con las madres para que se hagan ese control durante el primer trimestre, de forma que tengan un embarazo seguro y que el niño tome los medicamentos cuanto antes.

Y como en todo buen voluntariado internacional, también pude volver con unos cuantos nuevos conocimientos bajo el brazo. Carolina, la jefa de enfermería del centro, dio una charla sobre el tema de la transmisión vertical a las mujeres embarazadas del centro de la que aprendí muchísimo; yo de pediatría casi no sé nada, en España casi todos los casos son de adultos, hay muy poca transmisión vertical.

Al volver, no pude más que contar mi experiencia a mis compañeros; es parte de la misión traer esa información para que aquí también se conozca esa realidad; el VIH es una epidemia que mata a mucha gente, a muchos niños, y tiene mejor salida de la que se está dando. Entre todos podemos cambiar las cosas.

Por todo esto, solo puedo decir que mi experiencia ha sido tremendamente positiva y animo a la gente a que vaya si tiene la ocasión, pero a que vaya con mentalidad de escuchar. En terreno hay que tener los ojos y los oídos muy abiertos, escuchar y aprender para poder trabajar juntos, dialogar y ver entre todos qué se puede hacer para mejorar la situación dentro de las limitaciones.

Por último, agradecer a Recover por todo el acompañamiento, a las mojas que estuvieron con nosotras en todo momento y a todo el personal del centro. Me sentí muy arropada y acogida desde el primer momento, me sentí en familia y no nos faltó de nada. Para mí ha sido un acompañamiento brutal y he intentado hacerlo lo mejor posible.

Mucho courage, como dicen ellos, para seguir con estas misiones, que tienen una labor infinita y que es absolutamente admirable y loable.”