Ana Gutiérrez, hermana de la contraparte gestora del Centro de Salud de Bikop (Camerún)
«El 18 de mayo supuso un punto de inflexión para el covid-19 en África subsahariana. Ese día, las estadísticas se dispararon y desde entonces no han dejado de crecer. En Camerún, en el Centro de Salud de Bikop, comenzamos a tener casos el día 19 de mayo y desde la humildad, puedo decir que estamos haciendo mucho y muy bien desde entonces.
Entre otras cosas, ofrecemos test a un precio asequible. ¿Por qué es tan importante este dato? Los momentos de crisis, por suerte y por desgracia, sacan lo mejor y lo peor de nosotros mismos. La situación actual ha supuesto que en los países de bajos ingresos el covid-19 se haya convertido en un gran negocio. En algunos centros, por poner un ejemplo, el test vale 50.000 CFAS (75€). El precio de venta actual es de 8.000 (12€) y nosotras lo ofrecemos a 2.000 (3€). La realidad es que a 8.000 CFAS nadie podría comprarlo, así que esta es nuestra contribución con la población local.
Hasta ahora hemos hecho 250 test, 34 de ellos han resultado positivos y 15 activos. De estos ya se han curado 8 personas. Tenemos la suerte de poder hacerlo así gracias a la contribución de Fundación Recover, a quien queremos agradecer no solo la donación de todos estos materiales, sino muy especialmente el haber sido la única ONG que nos ha ayudado desde el principio, preguntándonos: «¿Qué necesitáis en este momento, en esta crisis del coronavirus?»
Nos hemos convertido en el centro de referencia para hacer los test en la zona. Vienen muchas personas que tienen casos de familiares que han muerto de coronavirus y ahora necesitan hacerse el test por si acaso. Por ejemplo, hace unos días detectamos un positivo en un hombre cuyo padre falleció de covid-19. Este hombre tiene un bar, así que envió a todos sus empleados a hacerse el test. De ellos, cuatro estaban infectados.
Estamos trabajando en todos los frentes que podemos para ayudar a remitir la situación. Oímos hablar en muchas ocasiones del confinamiento, pero lo cierto es que en la región subsahariana eso es imposible y es mejor no gastar demasiadas energías en ello. Es verdad que vemos muchos casos asintomáticos, pero también es cierto que los paludismos que pasamos aquí, como me suele decir una amiga médica, son mucho peores que el coronavirus, especialmente en la población joven. El problema, claro, son los mayores.
Pero más allá del confinamiento hay algo igual de importante, una labor que llevamos a cabo y que también es muy complicada: la de sensibilizar y educar. Todos los días tenemos una charla de unos 20 minutos antes de abrir el dispensario. También es obligatorio la mascarilla para entrar. Fundación Recover también nos ha donado este material para los trabajadores del centro y para los pacientes se venden mascarillas de tela a 400 CFAS (0,60€); las hace una paciente enferma de VIH y con eso contribuimos en su economía doméstica.
La labor contra la estigmatización es terrible: a la gente positiva la están echando del pueblo, de la iglesia si saben ha dado positivo, la echan del trabajo, echan a los niños del colegio… Es muy duro. En esto nos ayuda mucho Sidonie, la psicóloga. En cada caso que sale positivo ella está presente para llevar toda la educación terapéutica a la familia y al enfermo. También trabajamos en la sensibilización del personal y en la parroquia y esto es una labor de todos los días, porque la gente no se lo cree; bajan la guardia.
Los médicos, sin embargo, entienden mejor la situación y están ayudando muchísimo. Todos tienen niños pequeños, pero tratan de echar una mano en todo lo posible y buscar solución a los problemas. Para mí es una gran ayuda y es una alegría ver cómo han adquirido nuevas formas de trabajar en todo este tiempo. El otro día, en una reunión, la mayoría de las hermanas de otros centros comentaban que los médicos echaban a todo paciente con fiebre según llegaban al centro, pues tienen miedo de contagiarse y no quieren atenderlos, ni siendo un simple paludismo. Nosotras, por suerte, no tenemos estos problemas.
No cabe duda de que la situación está generando a muchos centros problemas económicos. Por ejemplo, en un hospital de la zona han tenido que recortar el 30% del salario a todos sus empleados durante cuatro meses; otras han tenido que recortar personal al no tener enfermos… Sin duda la situación es dura, compleja e incierta. Solo podemos tratar de dar lo mejor de nosotros mismos para combatirla.»