“Lo más amargo del viaje es ver a tantos jóvenes con glaucoma que sabes que se quedarán ciegos, cuando en España podría evitarse… La verdad es que, aunque siempre pienso que será el último año que vaya, después de estos 4… me siento enganchado.”
Rafael Alemán
Voluntariado en campaña oftalmológica en Bikop
Nuestro objetivo consistía en pasar consulta de oftalmología, y en dos semanas llegamos a ver a 470 pacientes aproximadamente. Hubo mucho trabajo pero estaba todo muy bien organizado. Llegamos el sábado de madrugada a Bikop porque se retrasó el vuelo, y el domingo montamos la consulta, revisando que los aparatos que nos prestaron de Djunang llegaron todos bien y funcionasen. Aunque nos habíamos intentado organizar con unos 30 pacientes diarios, nunca se cumplió, de 60-70 no bajaba, seguramente porque se corría la voz y la gente aprovechaba a ir porque sabían que estábamos ahí, o quizá de vernos allí aunque fuesen para otras cosas… pero tampoco sentimos nunca que fuera caótico. Empezamos a las 8 de la mañana y terminábamos cuando se iba el último paciente, para eso estábamos allí.
Además, también revisamos a niños de un colegio que estaba al lado y como cosa un poco excepcional, tuvimos una urgencia con uno de ellos. Se había clavado un palo en el ojo y tuvimos que ir hasta Yaundé para operarle, pues en Bikop no teníamos microscopio ni instrumental. Fue un viaje con algunas anécdotas…
Ana, médico de Bikop, viajó con el instrumental, la madre y el niño hasta Yaundé, y nosotros viajamos por la tarde para poder pasar consulta durante la mañana en Bikop. Pero el coche en el que ellos viajaban se estropeó. Tuvieron que ir a por ellas pero todo el instrumental quedó en el coche y cuando nosotros llegamos a Yaundé no teníamos nada, le operamos con lo que tenían allí, muy distinto, y ni siquiera pudimos ponerle antibiótico, pero a pesar de todo salió muy bien, parece que allí están hechos de otra pasta… ¡Creo que fue la medicina más anti medicina que he practicado nunca! También aprovechamos a repartir un montón de gafas que habían donado otros años, y que allí no habían sabido exactamente cómo debían darlas.
Sin embargo, no todo es tan positivo… Siempre veo mucha gente con glaucoma y me da mucha pena porque deja a mucha gente ciega por no poder acceder al tratamiento o a cirugía… Jóvenes de 30 años se quedan ciegos por algo que aquí en España tendría una solución razonablemente sencilla. Y, aunque queramos ayudar, no es fácil, si les enviamos medicamentos desde aquí se los quitan en la aduana y de otra forma no se lo pueden permitir: los medicamentos cuestan el equivalente a 30€ al mes y ellos ganan 50€ y tienen tres hijos… las cuentas no les salen. Es algo en lo que sin duda hay que poner solución, porque deja una sensación muy amarga saber que podríamos ayudarles.
La verdad es que, aunque siempre pienso que será el último año que vaya, después de 4… ¡ estoy enganchado!