El caso de Beatrice Belinga: éxito médico y ejemplo de cooperación global

Dra. Lola Martínez: “Los pacientes de cooperación exigen hacer la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo posible”

Dr. Rafael Martín-Granizo: “Podemos decir que este tratamiento será definitivo para toda la vida de la paciente”

Beatrice Belinga vino a España por primera vez con 12 años para operarse de una anquilosis temporo-mandibular y ahora, con 20 años, ha viajado de nuevo para una segunda operación que será la definitiva. Un caso difícil, complicado por las especiales circunstancias de esta joven camerunesa, pero de cuya evolución sus médicos, Lola Martínez y Rafael Martín-Granizo, de la Fundación Jiménez Díaz y del Hospital Clínico San Carlos respectivamente, están muy satisfechos y creen definitivamente resuelto.

Para ninguno de estos dos cirujanos maxilofaciales es su primera experiencia de cooperación internacional, pero los dos destacan la relevancia de este caso, que le ha cambiado la vida a Beatrice, por no decir que se la ha salvado. “La primera vez la operamos hace ocho años”, cuenta la doctora Martínez, “y ya llevaba mucho tiempo sin poder abrir la boca. Como todavía tenía que crecer y desarrollarse, optamos por hacer una reconstrucción de las articulaciones con injertos de costillas. Años después empezó con dolores en las articulaciones y el problema reapareció, cosa que no es rara. Ya con 20 años, teníamos otras alternativas y optamos por solucionar la anquilosis con unas prótesis, para lo cual llamamos al doctor Martín-Granizo”.

Rafael Martín-Granizo, miembro de la Sociedad Europea de Cirugía Maxilofacial, reconoce que era un caso “muy complejo, porque partía de una oclusión dental bastante defectuosa, lo cual complicaba mucho la cirugía. Además tenía una anquilosis con una disminución completa de la movilidad, una fusión prácticamente completa de la mandíbula, lo cual hace de la cirugía un reto desde el primer momento”.

Solución definitiva

En este caso, tal como estaba previsto, se recurrió a las prótesis. “En los últimos años han evolucionado mucho”, asegura el doctor, “con materiales muy fiables, que pueden llegar a durar toda la vida del paciente, permiten la movilidad y mantenerla en el tiempo”.

Los problemas adicionales de tratar a una paciente de Camerún, con todas las limitaciones que ello conlleva, hace que también el tratamiento se deba adaptar a estas circunstancias. “Hay técnicas de las que no podemos disponer, como en este caso hubiera sido un tratamiento ortodóncico”, explica la doctora Martínez, “lo que exigiría unos dos años de estancia en España, igual que tener poco tiempo de rehabilitación. Y de la misma manera, en vez de usar una prótesis de stock, podíamos haber usado una a medida, pero eso hubiera requerido un buen estudio radiológico previo y, por tanto, también más tiempo de estancia en España, cosa que no teníamos. En general, los pacientes de cooperación internacional nos exigen hacer la máxima cantidad de cosas en el menor tiempo posible”.

Beatrice acaba de regresar a casa con unas perspectivas de futuro muy favorables. “Si el uso es adecuado, hay una buena revisión y no hay ninguna enfermedad que pueda afectar a la prótesis”, explica el doctor Martín-Granizo, “podemos decir que este tratamiento será definitivo para el resto de la vida de nuestra paciente”.

Casos complejos

Esta historia habría sido imposible sin una iniciativa como el Programa de Pacientes de Recover. “En nuestra especialidad, algunas intervenciones sí se podrían resolver fácilmente en terreno, como el labio leporino”, explica la doctora Martínez, “pero estos casos más complejos, que exigen mucha tecnología, se deben traer a España”. El doctor Martín-Granizo coincide con esta apreciación. “Mi experiencia en África con la Asociación Mundial es que el nivel sanitario es muy bajo en la mayoría de países y este tipo de casos no se tratan. Es mejor hacerlo en un país donde tengamos la tecnología adecuada, pero está claro que el futuro tiene que ir encaminado a que todas las naciones puedan disponer tanto de profesionales como de material para tratar estos casos tan complejos”.

Para estos cirujanos, la experiencia con Beatrice “es muy gratificante, porque son pacientes que vienen buscando algo que no se les ha dado en su país y nosotros podemos cambiarles la vida”, dice la doctora Martínez. “Por otro lado, es un reto profesional, porque nunca traes casos sencillos y hay que hacer un plan en el mínimo tiempo posible, con un diseño de los tratamientos mucho más ágil”.

Un reto médico y humano

El doctor Martín-Granizo apunta que estos casos “son un reto también entre nosotros mismos, porque distintos profesionales de una misma especialidad podemos colaborar, y también entre servicios y hospitales distintos. Nuestra especialidad es global, no tenemos que estar cada uno en determinada área, sino colaborar entre nosotros, y es frecuente que esto ocurra en este tipo de casos, que vienen de otros países, casos complejos en los que podemos dar lo mejor de nosotros. Y luego, claro, está la satisfacción personal de ver como les solucionas el problema a estas personas que lo han pasado tan mal en su vida. Somos médicos que hemos hecho un juramento hipocrático de ayuda al enfermo, independientemente de quién sea”.

La cooperación internacional es, del alguna forma, una reconciliación con los principios de la medicina, una vuelta al compromiso, como dice Lola Martínez. “Esto nos devuelve al origen y es muy importante no perder el horizonte. Nos hace volver a la realidad, a lo que realmente es nuestro objetivo”. A lo que Rafael Martín-Granizo apostilla señalando que es especialmente importante hoy en día, “cuando la sociedad se mueve tanto por fines económicos y cuando al colectivo médico se nos ha ido metiendo en esa dinámica de la gestión. Pero no somos números ni hay que hacer números, sino trabajar, dar la mejor calidad al enfermo que te permita tu capacidad, independientemente de los resultados económicos, lo cual lo ves muchas veces en estos casos”.

Ambos ven el futuro de la cooperación sanitaria como un campo en rápido crecimiento. “Las organizaciones que se encargan de este trabajo tienen un mérito enorme”, dice el doctor Martín-Granizo. “Logísticamente es muy complejo manejar este tipo de pacientes y coordinarlo todo. También las organizaciones gubernamentales deberían implicarse para ofrecer a los pacientes todo lo que puede tener nuestro sistema”.

Por su parte, la doctora Martínez comenta que hasta la fecha “solo he colaborado con Recover y he de decir que hacen un trabajo impecable y concienzudo. Igual que a nosotros nos lleva mucho trabajo la planificación de estos casos, también he vivido de cerca todo el trabajo que le puede llevar a Recover le selección de un caso, los viajes, la obtención de visados y todo lo demás. Siempre han facilitado todo de forma admirable”.

Beatrice agradece a todos los que han hecho posible su historia