150 vidas recuperadas

Fundación Recover cumple 12 años trayendo pacientes africanos para ser operados en España
Artículo y vídeo creados por Jacinto Vidarte, voluntario de Fundación Recover


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Un seminarista de Burkina Faso al que el doctor Gonzalo Aldámiz tuvo que operar del corazón hace doce años supuso el disparo de salida, el embrión de lo que hoy es el Programa de Pacientes de Fundación Recover, que en 2019 ha superado ya la nada desdeñable cifra de 150 pacientes africanos operados en España de dolencias imposibles de tratar en sus países de origen, donde la mayoría de estos casos pueden suponer una sentencia de muerte o, con suerte, una lucha interminable para sobrellevar graves secuelas.

Como explica Nery Villalobos, coordinadora del mismo, “el Programa de Pacientes arrancó en 2007 con enfermos cardiópatas de Burkina Faso, un ‘descubrimiento’ de uno de nuestros voluntarios más comprometidos”. Villalobos se refiere al doctor Aldámiz, cirujano en el Hospital Quirónsalud de Albacete y la Fundación Jiménez Díaz, que lo recuerda perfectamente. “Todo empezó hace doce años con un paciente, con Simón, que vino para un periodo de un año y estando se le diagnosticó una cardiopatía congénita, una tetralogía de Fallot. Le operamos y a través de él entramos en contacto con la situación de Burkina Faso”.

Aquella primera intervención fue el principio de una gran aventura solidaria. “El Programa de Pacientes está presente en Recover desde su inicio”, dice Chus de la Fuente, actual directora de la Fundación. “Con él se traen pacientes a España de países de África donde no pueden ser tratados”. Y esta línea de trabajo “se complementa con el Programa de Telemedicina, una asesoría médica virtual donde se resuelven las consultas de los médicos africanos y, finalmente, la asistencia técnica y económica a hospitales de una decena de países”.

Yelkuan Hien e Issouf Sawadogo antes de su viaje a España
“Parecen pocos 150 pacientes, pero son muchos, porque cada uno es un mundo”, dice Nery Villalobos, que organiza toda la maquinaria imprescindible para ajustar los viajes, visados, estancias, voluntarios y hospitales implicados. Ella fue a recibir al aeropuerto a Yelkuan Hien e Issouf Sawadogo, los dos burkineses con los que se alcanzó el centenar y medio de pacientes operados en España y que, como todos, han vuelto a su país encantados con su corazón restaurado. “Agradecemos la calurosa acogida en España”, decía Sawadogo en Madrid. “No es igual que en Burkina Faso, pero casi me siento como en casa. Tengo la impresión de conoceros desde hace cinco años y de haber compartido muchos momentos”.

Además de la atención hospitalaria de primer nivel, para el éxito de estas operaciones es fundamental ofrecer a los pacientes un entorno amistoso y tranquilo, que ayude a su recuperación. Para eso, los voluntarios que colaboran con Recover son imprescindibles. Pepe Alarcón, un veterano que echa una mano en Albacete, lo resume muy bien. “Humanamente es de una gran riqueza poder acompañar a gente que viene indefensa, con un corazón dañado, y que al cabo de un tiempo se vuelven con un corazón nuevo”.

Haina y Pauline tras su operación de corazón.
A Gonzalo Aldámiz le toca la parte médica, que también marca la diferencia para gente que no podía soñar con conseguir algo así en su país. “En Burkina Faso no hay posibilidades de hacer cirugía cardíaca. Se ha intentado por diversas ONGs y no ha sido posible, porque su infraestructura sanitaria es muy básica”. Pero también reconoce que es una lucha interminable. “Este tipo de cardiopatías, que ya han desaparecido en España, en África son una auténtica epidemia que mata más que el SIDA”.

Compromiso ético

El grupo Quirónsalud y sus hospitales asociados al programa de Fundación Recover son los responsables de llevar a cabo las intervenciones quirúrgicas, facilitando gratuitamente todos los medios necesarios, mientras que su personal sanitario colabora también de forma altruista. Y lo hacen convencidos. Como explica la doctora Ana Leal, subdirectora médica de la Fundación Jiménez Díaz: “Estamos muy interesados en participar en un proyecto así, porque nos permite desarrollar nuestra labor asistencial y profesional con pacientes que no tienen la oportunidad de disponer de los medios que tenemos en España y es también una gran oportunidad de tener una experiencia de cooperación internacional sin necesidad de desplazarse”.

Alidahh y Charlotte despidiéndose del Dr. Aldámiz.
Para los más de 60 médicos implicados en el Programa de Pacientes a lo largo de una década larga, la doctora Leal dice que les ha supuesto “un reto profesional, porque en muchas ocasiones estos pacientes presentan una complejidad tremenda y, por otra parte, son una experiencia humana enorme”.

Esto último es una constante para todas las personas vinculadas al proyecto. El doctor Julio Albisua, neurocirujano en la Fundación Jiménez Díaz, es un buen ejemplo. “Me encanta trabajar con Recover”, asegura. “Son pacientes con pocas posibilidades de tener una asistencia sanitaria de primera línea y la posibilidad de colaborar nos hace sentirnos muy útiles”.

O como lo ve el doctor Javier Flandes, neumólogo de la misma institución. “Para un médico especialista que trabaja en un hospital de tercer nivel, poder participar en este programa nos enriquece a nosotros en primer lugar, porque nos hace darnos cuenta del valor que tiene la solidaridad y dar de lo que tenemos. Y lo que tenemos nosotros es la ciencia, el conocimiento”.

Calle de acceso al hospital de referencia de Camerún.
O finalmente el doctor Manuel Monteagudo, cirujano en el Hospital Quirónsalud de Madrid, que explica con exactitud quirúrgica lo que significa el compromiso ético. “La realidad es muy diferente ahí fuera, muy diferente de lo que vivimos en nuestra vida diaria, y esa dimensión es muy necesaria para seguir tratando a nuestros pacientes de cada día. Somos tremendamente privilegiados con lo que nos ha tocado, porque puedes nacer en cualquier sitio y en cualquier familia, y es una necesidad moral ofrecer un retorno, devolver parte de lo que te ha dado la vida”.

Impacto social

En términos globales, se estima que unos 5.000 millones de personas no tienen acceso a una cirugía segura y de ellos, el 94% viven en países de medios o bajos ingresos. En África, tan sólo media docena de sus 54 países están capacitados para realizar operaciones complejas. Programas como el de Fundación Recover son la única esperanza a corto plazo.

El doctor Gonzalo Aldámiz resalta el impacto social de estas intervenciones, pues no solo benefician a los propios pacientes operados. “Operamos a personas muy jóvenes, que van a tener la oportunidad de tener una familia o, si ya la tienen, tendrán la oportunidad de sacarla adelante, porque en estos países no hay Seguridad Social, no hay Paro, no hay ninguna ayuda del Estado. Si el cabeza de familia tiene un problema y no puede trabajar, lo sufren todos”.

Moussa y Razack, tras su operación en España.
Los pacientes, por supuesto, son conscientes de la oportunidad que se les ofrece. Aunque tengan que superar muchos miedos. “Cuando llegas pasas un poco de angustia, porque no sabes lo que va a pasar”, cuenta Issouf Sawadogo, “porque en mi país todo el mundo tiene miedo cuando te van a operar”. Pero después de la operación lo tiene claro. “Siempre lo he dicho, venir a España para curarme era un sueño, un sueño hecho realidad”.

Y algo que les abre la puerta a la esperanza. “Nosotros hemos olvidado la suerte que tenemos”, afirma el doctor Aldámiz. “En África hay que pagar por todo y ellos, cuando tienen la opción de que Recover les atienda, les da la posibilidad de una nueva vida. Lo dicen todos, es curioso. Después de la operación, cuando vuelven, lo cuentan así: empieza una nueva vida y la voy a aprovechar”.

Formación

El siguiente paso que prepara la Fundación Recover es el de implementar programas de formación de especialistas locales para evitar estos desplazamientos, imprescindibles por el momento. Nery Villalobos lo resume gráficamente. “Este programa es uno de los que quisiéramos que dejara de existir. No porque no queramos seguir colaborando, sino porque la Sanidad en África estuviera realmente desarrollada”.

A medio y largo plazo es el objetivo de todos. “Recover ha puesto en marcha un Programa de Formación que pretende eso, mejorar la calidad de la atención sanitaria disponible sobre el terreno con nuevo personal sanitario de alto nivel, homologado con Europa”.

Los médicos españoles están de acuerdo. “El futuro está en la formación de especialistas locales”, asegura el doctor Monteagudo. “Así se reducen los costes, mejora la calidad en la atención sanitaria, mejora todo”. Y lo ratifica el doctor Flandes. “Conforme se desarrolle África, una forma de fortalecimiento de Recover será la formación local en temas de salud”.

Nemata, Abdel y Alizeta con Alban, voluntario de acompañamiento.
Mientras todo eso llega, los voluntarios en España seguirán siendo insustituibles. Como Alban Virgnaud, que se encarga de llevar a pasear a los pacientes por Madrid, a que conozcan la ciudad, sus museos, el Santiago Bernabéu o el Metro. A ayudar en su recuperación. “Esas cosas les llenan de alegría. Ellos no están acostumbrados a pasear en sus ciudades, sólo van a trabajar o a hacer cosas concretas”, comenta.

Alban, como los más de 160 voluntarios que han colaborado en este Programa de Pacientes, llegó a Recover “por ideas, por valores, por altruismo, por África”, pero sigue en la brecha “no ya por ideas, sino por que es algo muy concreto, son tareas imprescindibles, útiles para los pacientes. Por eso estoy aquí, porque ves que aportas algo”. Solidaridad, en resumidas cuentas. La misma razón que han tenido todos los que han hecho posible celebrar, después de 12 años de intenso trabajo, estas 150 Vidas Recuperadas.